La tokenización inmobiliaria es un proceso mediante el cual un inmueble se divide en pequeñas fracciones digitales llamadas tokens.
Cada token representa una parte del valor total del activo y se registra en una blockchain, lo que aporta transparencia, trazabilidad y seguridad en cada transacción.
Es decir: en vez de que un solo dueño tenga todo el departamento, este departamento se “divide” en muchas partes digitales (tokens).
Vos podés comprar uno o varios tokens, de modo que te convertís en poseedor de una porción del inmueble, ya sea para recibir parte de los ingresos por alquileres o para beneficiarte de su revalorización.
Esta práctica ya empezó a tomar fuerza en la región y plantea una forma más inclusiva de acceder al ladrillo.
La tokenización inmobiliaria sigue un proceso que se puede desglosar en siete pasos:
Primero se elige la propiedad o proyecto a tokenizar. Puede ser un edificio en construcción, una oficina ya alquilada o incluso una casa destinada a turismo en destinos más buscados.
Se determina el valor total del inmueble mediante una tasación profesional.
Se define una estructura jurídica que respalde los tokens, ya sea a través de una sociedad, fideicomiso u otro instrumento legal, para dar seguridad a los compradores.
El inmueble se divide en una cantidad de tokens digitales. Por ejemplo, un inmueble de 1 millón de dólares puede fraccionarse en 10.000 tokens de 100 dólares cada uno.
Los tokens se inscriben en una blockchain, lo que asegura trazabilidad y elimina la necesidad de intermediarios tradicionales.
Los tokens se ofrecen a inversores que pueden comprarlos fácilmente en una plataforma digital.
Si la propiedad genera alquileres o si se vende en el futuro, los ingresos se reparten de acuerdo a la proporción de tokens que tenga cada inversor.
Ahora bien, qué ventajas reales podés obtener como inversor al participar de la tokenización inmobiliaria?
Accesibilidad: no necesitás comprar una propiedad completa y podés empezar con montos mucho más bajos.
Diversificación: con el mismo capital que invertirías en un solo inmueble, podés participar en varios proyectos y reducir riesgos.
Liquidez: ciertos tokens se pueden vender en mercados secundarios, lo que te permite recuperar tu dinero más rápido que vendiendo una propiedad física.
Transparencia: las transacciones en blockchain son públicas, trazables y seguras.
Potencial de valorización: si el inmueble gana valor, tu token también. Además, podés recibir dividendos de los ingresos por alquiler.
Participación global: podés invertir en propiedades de otras ciudades o países sin moverte de tu casa.
Para quienes tienen inmuebles y buscan financiamiento, la tokenización también es atractiva porque permite captar fondos de un público más amplio y dar visibilidad a sus propiedades.
No todo es ganancia. Antes de invertir, conviene conocer los principales riesgos de la tokenización inmobiliaria:
Regulación incierta: en Argentina, las normas sobre tokens inmobiliarios todavía están en desarrollo, y podrían cambiar.
Liquidez limitada: si querés vender tus tokens, puede que no encuentres compradores de inmediato.
Valoración compleja: el valor del token depende de proyecciones económicas y del desempeño del inmueble.
Seguridad tecnológica: aunque la blockchain es segura, las plataformas pueden sufrir vulnerabilidades o hackeos.
Riesgo del activo físico: si el inmueble tiene baja ocupación, deterioro o mala gestión, la rentabilidad se reduce
Por eso, la recomendación es informarse bien, elegir plataformas serias, revisar auditorías, diversificar tus inversiones y entender con claridad qué derechos te da cada token.
La tokenización inmobiliaria llegó para ofrecer una alternativa diferente en el mundo de la inversión inmobiliaria. Permite democratizar el acceso, mejorar la liquidez y abrir posibilidades a quienes antes quedaban fuera por falta de capital.
Si bien presenta desafíos legales y técnicos, también ofrece oportunidades para vos como inversor que busca nuevas maneras de diversificar y aprovechar el potencial del ladrillo.
La clave está en elegir plataformas confiables, comprender los riesgos y no perder de vista que, al final, lo que respalda a los tokens es un activo real: un inmueble.